![]() |
Muy pronto, no os lo perdáis. |
... Así pues, pasó a formar parte del verdadero corral de los quietos esperando poder reunirse allí con su querida Marieta.
Como hemos dicho, Tolomeo y
Marieta se enamoraron en lo que se conoce como un flechazo a primera vista.
Pero sus familias estaban destinadas a no entenderse desde la noche de los
tiempos, y mucho menos se entendería por razones tan nimias como el fulgurante
amor de unos jovenzuelos excesivamente apasionados. Por eso, Tolomeo y Marieta
(o Marieta y Tolomeo, que no haya discriminación de sexo en la literatura, por
favor) decidieron verse y mantener su amor en secreto.
Así pues, todos los días de la
semana y algunos más se veían en el balcón de Marieta, suspirando el uno por la
otra y viceversa, esperando como quien espera la muerte, solo que en este caso
era el amanecer matutino que los separaría. Puesto que solo estaban seguros
cuando una tenue luz violeta cubría el cielo y, allá a lo lejos se oían los
románticos y gráciles gorgoteos de los cerdos y borricos de las granjas. Sí,
queridos niños, cerdos y borricos. Y es que el amor no solo ciega, sino que
también deja más sordo que una tapia y reduce la expresión facial a un estúpido
estado vegetal (a saber, entre tomate maduro y berenjena de huerta). ¡Y no
hablemos de las muestras de las conversaciones tan coherentes y explícitas que
nos proporciona este cacareado sentimiento!
- ¡Oh, Tolomeo querido! ¿Ya te
quieres ir? ¿Ya pretendes abandonarme?
- Es preciso que me vaya,
Marieta, pronto será completamente de día y tus padres no deben verme aquí.
- ¡No, aún no es de día!
- Te digo que sí, ¿no ves el
sol?- insiste Tolomeo
- Que no.
- Que sí.
- Quédate o me moriré de
tristeza.- replica Marieta ofendida por la oposición a su criterio.
- Ya me da igual que me maten,
por complacerte haría cualquier cosa.
- ¡No! Márchate, fuera, ya estás
tardando. ¿No ves que si te encuentran aquí te matarán?
- Me da igual. Me voy a quedar.-
predice Tolomeo resignado.
- Que no.
- Que sí.
- Ya es de día, pronto el trajín
volverá a la casa y todos despertarán – informa la criada de Marieta.
Y entonces los enternecidos
jóvenes se ponen por fin de acuerdo y se despiden entre trágicas palabras y
pensamiento de añoranza. Por supuesto, “Chéspir” hizo que esta cándida escena
del balcón quedara reluciente a los ojos de los no conocedores de la historia
real.
La cosa continuó así hasta que el
padre de Marieta decidió casar a su hija con el hijo del alcalde. Obviamente,
la muchacha se negó. Derramó mil lágrimas para evitar el futuro enlace pero
todo fue en vano. Por eso Marieta acudió al cura del pueblo, un tal Lorenzo.
Este, más inteligente que los dos jóvenes, que veían mermadas sus capacidades
intelectuales por el idílico romance que vivían, trazó un plan para sortear
todos los inconvenientes y construir un final feliz tipo cuento de hadas. Y
quién sabe, tal vez lo hubieran conseguido en la realidad (tan probable como
que esta historia existiera), pero como el asunto que nos ocupa es una pura
tragedia no podía suceder así. El plan consistía en que Marieta aceptara el
enlace, pero días antes de las nupcias moriría inesperadamente. Eso es lo que
pensaría todo el mundo y lo que sucedería en la realidad era que Marieta se
tomaría un somnífero que la haría despertar cuando ya la creyeran bien muerta.
Por otro lado, Tolomeo sería informado por una carta llevada por el más veloz
mensajero en la que se explicaría el plan y donde se acordaba reunirse con
Marieta en Valdematua del Monte, para quedarse a vivir allí y escapar de sus
familias.
Trazado el plan y con Marieta
muerta (dormida), al cura solo le quedaba mandar la carta a Tolomeo. Pero,
¿cuál sería el mensajero indicado, al que ni la tormenta ni el cansancio conseguirían
parar? Al principio se pensó en Miguel Strogoff pero como el presupuesto de la
parroquia no llegaba para traer al correo del Zar desde Moscú hasta Villaverona
del Río, y mucho menos llevarlo de vuelta, hubo que conformarse con el primero
que pillaron. Aquí es donde se consolidó la gran catástrofe. Claro está, el
mensajero no llegó a tiempo para entregarle la famosa carta a Tolomeo y este
pensó que su amada había muerto. Apresuradamente se dirigió a donde estaba el
cadáver de Marieta (misterio sin resolver: a Marieta, aunque todos la creyeran
muerta, ninguno se esforzó en enterrarla) para despedirse de ella por última
vez. No se lo había acabado de creer, pero cuando vio a la difunta decidió
hacer lo que nunca se había atrevido a llevar a cabo: cumplir su promesa de que
moriría envenenado con su veneno casero a base de las sobras de puré de
verduras destilado. Así pues, pasó a formar parte del verdadero corral de los
quietos esperando poder reunirse allí con su querida Marieta.
Al cabo de morir Tolomeo, se
despertó Marieta de su supuesta muerte. Y también llegó allí el cura, para
explicar de alguna manera factible como, por culpa de un mensajero inútil, el
plan estaba hecho trizas, Tolomeo muerto del todo y que el pueblo al completo se
había enterado del romance secreto, mientras que los Capuletez y los Montesquez
amenazaban con provocar la 3º Guerra Mundial. Que papelón, ¿verdad queridos
niños?
El enfado que cogió Marieta solo
es cuantificable con la teoría de la
relatividad de nuestro ya citado Einstein (e=mc2, oseasé: enfado igual a
Marieta cabreada al cuadrado). Al contrario que Tolomeo, a nuestra protagonista
no le vinieron ningún tipo de ansias de suicidio ni sensaciones incompatibles
con la vida. Más bien comenzó a gritar, se enrojeció, empezó+ a echar espuma
por la boca y demás síntomas de sueños perfectos rotos. Prometió que se
vengaría del cura Lorenzo, de los clásicos amores imposibles y de “Chéspir”.
Luego se fue a todo correr y se
le perdió la pista durante años. Tolomeo fue enterrado en Villaverona del Río, bajo una placa que decía:”Al insigne
científico nunca descubierto, de su pueblo y con toda la amabilidad posible que
se puede tener hacía uno de los causantes del conflicto armado entre los
Capuletez y los Montesquez”. De Marieta se sabe hoy en día que se fue a Rusia,
allí se encontró a Miguel Strogoff y se casó con él, olvidando por completo a
Tolomeo. De esta forma consiguió asesinar al cura Lorenzo en el asesinato más
cacareado del año, cumpliendo su primera venganza. Para arruinar a “Chéspir”
comercializó los videojuegos, haciendo así que se dejara de leer al dramaturgo
inglés. Y para vengarse de los clásicos amores imposibles que tan empalagosos y
aburridos acaban resultando a los lectores, me llamó a mi y me pidió que
escribiera esto, a ver si con un poco de suerte se daba a conocer la verdadera
historia de Tolomeo y Marieta (o Marieta y Tolomeo) y de paso, con lo que
ganara yo con este cuentecillo les sacaba a ella y a Miguel Strogoff de la
cárcel por el asesinato del cura Lorenzo.
Y eso es lo que he hecho, así que
los interesados en sacar a estos personajillos míos de la cárcel, no olviden
contribuir con el saludable propósito de este relato riéndose un poco.
PUNTO Y FINAL.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola querido/a lector/a, gracias por dejar tus pensamientos para que todos podamos leerlos! Piensa lo que vas a decir, no insultes a nadie y está en tus manos hacer que tu comentario no sea spam :P
Os ruego que, en vez de poner todos Anónimo en el nombre como locos para luego firmar el comentario, PONGÁIS VUESTRO NOMBRE O ALGO QUE PERMITA IDENTIFICAROS (ej: Fulanito, club escritura, instituto Tal, campamento Cual, lector de Tal pais.) Estarán exentos de esto: las personas que todavía no tengan nombre, los refugiados políticos, los políticos y los marcianos.
Gracias por manifestarte (así sé que estáis ahí)!