Hola queridos/as lectores/as!!! Tal y como os había avisado, aquí os traigo un regalo para compartir con vosotros en este día tan señalado por El Corte Inglés. Hoy es la fecha mítica de los enamorados, aunque también es el día de la amistad, de las buenas vibraciones en general. Hoy es cuando el instituto se llena de felicidad y color porque reparten las codiciadas piruletas de San Valentín, hasta ahora claveles. Pero, a decir verdad, los claveles no aguantaban hasta sexta hora, así que felicito al que/ la que ideó el cambio. Hace un año aprox., practicando para el Concurso de Relatos de la Coca-Cola, de mi boli Bic salió una historia plagiada de un señor llamado Chéspir, o Shakespeare, o Yaquespeare, que viene a ser todo lo mismo. Esa historia en un principio de los tiempos se llamaba "Romeo y Julieta", pero como el título no me gustaba lo cambié por otro mejor. Tolomeo y Marieta. Y es que, lo siento por los amantes de las cosas románticas, no tengo nada contra vosotros, "Romeo y Julieta" me parece la obra de teatro más aburrida y explotada de la historia. Y es esa precisa obra la que viene todos los años en el libro de Literatura. Todos los años a leer el fragmente del encuentro de los enamorados y su posterior muerte, y hacer ejercicios del estilo de "Continua tú mismo la historia". Se van a enterar, me dije. Así que la reescribí en dos páginas. Ya está colgada en mis relatarios, pero apenas os dejé tiempo para que la leyerais, por lo que aquí la tenéis, nuevecita. El único problema es que es el relato más largo que he escrito, así que me veo obligada a partirlo en dos. El viernes sale la segunda parte, ok?
Sin pies ni cabeza, bastante tronchante, aguda y con un final redondo, fue las delicias de una clase de Matemáticas entra mis compañeros/as. Tal vez fuera de Biología. Claramente, está en "Los happenings de la imaginación." He asesinado el tópico del romanticismo con bastante inquina y mucho orgullo, disfrutad de mis asesinatos literarios:P
By Carmen:D
Tolomeo y Marieta.
Érase una vez, hace mucho,
muchísimo tiempo, dos jóvenes pasaron a la historia por su amor imposible.
¿Queréis conocer su historia, queridos niños? Entonces os diré que nuestros dos
protagonistas vivían en un pueblecito de España llamado Villaverona del Río. No
desgastéis vuestros ojos buscando este pueblo en el mapa, ya que un terrible e
inesperado terremoto lo borró de la faz de la Tierra, hace ya varios veranos.
Por aquel entonces los hombres y
mujeres eran apacibles y hogareños, no como en tiempos actuales. Se contentaban
con cuidar su ganado, trabajar en la huerta y jugar al dominó en el bar del
pueblo. Pero también tenían sus picas, como las que enfrentaban a dos familias
tan conocidas como los Capuletez y los Montesquez. Estas pullas venían durando
desde muchos años atrás, tantos que ni los más viejos del pueblo lo recordaban.
Algunos decían que era por un burro que un Montesquez había robado a un
Capuletez, otro porque los Capuletez habían movido el hito que delimitaba los
campos de cultivo a su favor, e incluso había algunos que defendían que una
vieja bruja que pasó por el pueblo les había echado un mal de ojo a las dos
familias. Pero, fuera lo que fuese, los Capueletez y los Montesquez no podían
verse ni el peluquín. Y esto era terriblemente malo, ya que las dos familias
compraban en la misma tienda de peluquines. Por eso los Montesquez se enteraron
de la fiesta de los Capuletez. Y esa información pasó de boca en boca por toda
Villaverona del Río hasta que llegó a los oídos de Tolomeo Montesquez.
Tolomeo Montesquez era, para qué
vamos a engañarnos, el muchacho más raro de todo el pueblo. Siempre encerrado
en casa. Cuando todos los demás jóvenes se divertían por las calles, él estaba
probando cualquier nuevo sulfato para los campos de su padre. Todo un
científico, como Einstein, claro que Einstein no estaba ni en la lista de
próximos nacimientos por aquella época. Además tenía cierto cariño a los
venenos. Un poco desequilibradillo mental le pobre, siempre amenazaba con
suicidarse si algo le producía demasiada congoja. Ello hacía que siempre
tuviera a mano un buen veneno para quitarse la vida todo lo poéticamente que él
quisiera y pasar a la historia como el insigne científico nunca descubierto. Su
complexión física era la de una ardilla
atropellada. Ojos demasiado saltones, pulso tembleque y un peculiar tic en las
manos que impedía que estuviera quieto un momento. Las crónicas contaron de él,
sin embargo, que fue un muchacho vivaracho, fuerte y alto, vigoroso y
carismático. Todo falso. Queridos niños, nunca os fiéis de alguien que se haga
llamar “Chéspir”.
Así pues, Tolomeo se enteró de la
fiesta de los Capuletez. ¿Y por qué fue a la fiesta si nunca salía de casa?
Pues, según me han contado mis corresponsales en Villaverona del Río, fue
porque últimamente los campos de los Capuletez estaban más fértiles que los de
los Montesquez, y Tolomeo sospechaba que detrás de aquello había un nuevo
sulfato.
Se coló fácilmente en la fiesta,
al fin y al cabo, ambas familias llevaban los mismo peluquines y no se distinguían
mucho. ¿Y qué diréis que pasó cuando llegó allí? ¿Acaso los Capuletez le habían
tendido una emboscada y ahora iban a envenenarle? ¿Se confundió y fue dos horas
antes de que empezara la fiesta? Mucho peor queridos niños, mucho peor. ¡Se
enamoró! Y de la dulce Marieta, nada menos. De aquella musa de los ingenios, de
aquella Afrodita mortal. Realmente las facciones de Marieta eran el vivo
reflejo de la perfección, y su cutis no esbozaba ni un grano, ni una espinilla,
ni una sonrisa. Toda una calamidad.
El único problema era la ropa. O
más bien, la talla de la ropa. Porque Marieta, como hija de ganaderos que era
no había escatimado ni un segundo en comerse toda la carne, panceta, jamón,
chorizo, tocino y demás alimentos altamente calóricos acompañados, por
supuesto, con buenos cocidos y guisos. Y claro, tenía unos niveles de
colesterol…Así que estaba, más bien, lo que se conoce como rellenita. Pero eso
no estropeaba para nada su carisma intelectual, altamente reforzada por el
enorme garbanzo que tenía por cabeza. Solo una pasión ocupaba su alma: la
costura. Le apasionaba tejer. Bufandas, vestidos, mantas, patucos…de todo.
Incluso pensaba poner una tienda de lanas (Marieta Telas), que, con un poco de
suerte, llegaría a ser una importante sucursal de su floreciente imperio de
costura (entonces se llamaría Marieta Telas S. A.).
TO BE CONTINUED...
Enhorabuena! Me encanta tal y como lo has descrito (como no), me recuerda, claro que si a "Romeo y Julieta", una historia muy bonita y comovedora, lo de San Valentín es como un día más, aunque como bien dices algo que se inventa el Corte Inglés, en fin siempre hay que tener la idea de amar y sobre todo ser amado, la amistad es importante, porque manifiestas tus sentimientos a los amigos y ellos te ayudan día a día con los problemas cotidianos de la vida ( y tu también les ayudas), haber que sorpresa nos das mañana en el "SUPER" CLUB DE ESCRITURA que habéis formado, yo espero tener algún "relatillo" preparado... ;D
ResponderEliminarSALU2, nos vemos, saluda q yo siempre saludo...
^^P...Sabes cúal es mi opinión, si hay paz y amor en tu interior es tu deber compartirlo con todo el mundo, te caiga bien o mal. En efecto, raya la hippided total, pero es el mejor remedio contra los prejuicios.
ResponderEliminarSe me ocurren muchas historias poco románticas y muy peculiares que podrían empezar o acabar en San Valentín, pero eso dejémoslo para otro día.....
MUCHOS SALUDOS, PABLO:)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAunque en realidad la gente cree que lo del San Valentín se lo inventó el Corte Inglés, no es así, porque parece ser que la historia remonta a la época del Imperio Romano ( por curiosidad). Bueno yo soy muy optimista ante distintas situaciones, y aunque a veces sea muy callado, no soy de ese tipo de personas que no siente nada por las cosas, debería ser más expresivo, las historias no tienes que acabar siempre bien, y las historias no tienen que ser románticas. A mí también me encantan las historias de aventuras y las novelas policíacas, sobre todo ahora los clásicos, como bien has dicho cada uno tiene un estilo, y cada uno, yo pienso, tiene una manera diferente de mirar las cosas. Me encanto el gran día de ayer en el C.D.Escritura, intentaré hacerlo mucho mejor la próxima vez, tenerlo más desarrollado y preparado. Lo de escribirlo por ordenador n ose me da bien, de momento mejor manuscrito. Por cierto está genial el libro que nos recomiendan en el club d lectura.
ResponderEliminarSALUDOS ;d ;9
Yo, por el poder literario que me ha sido concedido, vaticino que lo tuyo serán las grandes sagas de 600 páginas por tomo:P
EliminarEs fundamental saber que cada uno tiene su estilo y su forma de ver las cosas para decidir como las quieres ver tú mismo. Me da igual, manuscrito o a ordenador, pero traer un relato, lo traes como que me llamo Carmen n_n