sábado, 27 de abril de 2013

Goodbye Jimi:)

Hola queridos/as lectores/as!!! Hoy toca post especial, homenaje al día a día en el instituto interrumpido por las excepciones del instituto. Veréis: Jimi, profesor sustituto de Arte (así, tal cual, englobándolo todo) se nos ha ido en vacaciones. No me digáis que no sabéis de quien hablo, porque hay un post en el que os enseño una de sus hazañas artísticas. ¿Cómo? ¿Qué no os acordáis? Pues ale, clicaz aquí. He pensado muchas veces en hacerle un homenaje/despedida tal y como se merece, por todo lo alto, aquí en el blog. Pero me da mucha pena ponerme a pensar en ello, así que prefiero quedarme con la opción de gritar "Jimiiiii!!!" cuando nos viene a ver al instituto, y te lo vuelves a encontrar como cuando lo veías a todas horas, siempre acompañado, siempre igual y diferente...No voy a ponerme melancólica. Larga vida a Jimi.
Uno de los últimos maravi-trabajos (la lista de maravi-trabajos es interminable) que hicimos con él fue "Conviértete en fotógrafo/a por unas semanicas", consistente en hacer fotos de lo que quisiéramos  pero que significaran algo. Ej: contrastes, escalas de grises, formas geométricas, armonías, círculos, cálidos y fríos...4000 fotos. Sí, con tres ceros la mar de monos (y las tuvo que corregir todas;). Y como no podía irse del Pisla sin dejar una huella emocional en el ánimo de todos, volvió y expuso una selección de fotos, ordenadas y con nuestros nombres. Bueno, nombres no, nuestros alias, porque Jimi siempre te llamaba por el alias...Lo que más ilusión ha hecho creo que ha sido que todos vieran su nombre alias ahí, y la foto, todo como si fuéramos profesionales.

Todo el mundo a quedado encantado con la exposición, éxito total. Me parece que lo más pequeñito que podía hacer para agradecer a Jimi todo lo que ha hecho y gastado por nosotros (incuantificable) es poner algunas fotos de la exposición, pero os aviso de que yo y la cámara no congeniamos bien....mi pulso es un puro tembleque aleatorio. Ya que me puse con la cámara, tengo alguna foto más para dejaros, pero eso será en otro post. A los que les de exactamente igual todo esto, lo siento. A los que les de exactamente igual todo lo relacionado con el instituto, lo siento también. A todos mis compañeros, felicidades por las fotos porque son muy buenas... A Jimi, (porque sé que estás ahí), que sepas que te recordaremos siempre como un buen amigo ( y sigue pasándote a vernos, por supuesto).
Disfrutad de las fotos


















martes, 23 de abril de 2013

"El Club de los Poetas Muertos"

Hola queridos/as lectores/as!!! Hoy toca reseña de cine. Una de las lindas actividades que hubo en el instituto para el Día del Libro (feliz Día del Libro, por cierto) fue un cineforum acerca de estas película. Dejemos a parte el tema de la asistencia al susodicho acto, y pasemos a la película.
"El Club de los Poetas Muertos" es un film del año 1989, que se dice rápido, pero son casi 25 años en los cuales a la película le ha dado tiempo a convertirse en una especie de tópico de los clubes literarios o cualquier cosa que aparente reuniones de unos cuantos chiflados. Idea muy sugerente, la verdad.

Mr. Keating
El argumento viene a ser el siguiente:  Estamos en el año 1959 y la prestigiosa, honorable y americana Academia Welton es un instituto privado para chicos cuyo lema es "Tradición, honor, disciplina y excelencia" (0_O). Comienzo del curso, el señor Keating es el nuevo profesor de Literatura de un grupo de amigos que no tienen ninguna gana de quemarse las pestañas para ser banquero, médico o comerciante. Keating, a través de sus extravagantes y efectivas clases, impulsa a sus alumnos a aprovechar el momento (carpe diem, siempre presente en toda la película) y dejar que la poesía y el romanticismo les ayuden.
 El Club de Poetas Muertos consiste en reunirse por las noches en una cueva para leer poesía, crear poesía, y en general vivir sin normas. Lo mismo da contar historias de miedo que un solo de saxofón.  Cada uno a de expresar lo que quiera y como quiera, buscar su propio camino y perseguir sus sueños. Y así harán, hasta que los cuatro pilares de la Academia se vuelvan contra ellos y sus ilusiones. Los padres no permiten que sus hijos sean rebeldes y acusan al más rebelde todavía profesor Keating. Los profesores de la Academia no perderán un solo momento en ponerse manos a la obra para echarle, aunque sea presionando a los alumnos para firmar en sus contra bajo amenaza de expulsión.

Las reuniones.
Frases y diálogos memorables. Momentos de risa y de tensión. Las clases de Keating son una maravilla que tienen por consecuencia indignación al comprobar lo mucho que molesta algo de rebeldía y creatividad propia. Creo que enseña valores muy importantes acerca de la amistad, las ambiciones, el carpe diem y la vida misma. No creáis que os he destripado la película, queda muuuucho más que debéis ir descubriendo. Dos escenas con las que me quedo:
1) La primera clase de Keating, cuando empiezan a leer el libro de texto de poesía, en el cual el autor habla de la poesía como si fuera algo exacto, medible, cuantificable con una gráfica de "calidad y relevancia", y no emociones encerradas en palabras. El profesor pide que arranquen esas hojas, porque eso no tiene sentido.
2) La última clase de Keating, cuando le echan y recoge sus libros en medio de una clase. Uno de sus alumnos se levanta para gritar que les obligaron a firmar para expulsarle. Sube, memorablemente, a la mesa y recita la frase principal de la película: "Oh capitán, mi capitán". Uno tras otro, los poetas muertos le secundan de la misma forma, y ya no hay profesor que les pueda hacer bajar o callar. Imposible.

Cuando acaba, irremediablemente te quedas con ganas de subir a las mesas para ver el mundo de otra forma. ¿Únicas pegas que he oído? Algo de decepción porque no se reunieran exclusivamente a dejarse llevar por el elevado espíritu de la poesía. De todas formas, es una película que no podéis pasar sin ver. Juzgad vosotros mismos, yo le doy un 9. By Carmen:D





domingo, 14 de abril de 2013

"Crimen desperfecto"



Hola queridos/as lectores!!! Hoy, muy malvadamente por mi parte, os voy a dejar a pan  y agua. Solo tengo para daros mi relato de la 4ºsesión de Cartapacio, del viernes pasado. El tema: asesinato en el Padre Isla. He decidido pasar de la más que suculenta opción de poner nombres reales, opción permitida esta sesión, para sustituir por seudónimos. Relato ficticio del todo que estaría muy interesante que pasara de verdad, he intentado que tenga bastante tinte negro, aunque no he conseguido hacerme pasar por Philip Marlowe, con la ilusión que me hacía. Se nota bastante que soy yo quién....no, spoliers no, querida Carmencita. Le he dado muchas vueltas a si quitar o no los tacos que me ayudaban a ambientarlo en el ¿relato negro? y el instituto, y al final he decidido hacer una excepción y dejarlos. No sé, es que si uso el truco de sustituirlo por imprecaciones en castellano antiguo no da el pego. Así que correctos adultos, no se piensen que hablo vulgarmente hasta cuando escribo.
 Bueno, a cambio os dejo con una jugosa noticia: en breve y si nadie nos lo impide, tendréis la reseña cinematográfica de "El Club de los Poetas Muertos", esa película que todo el mundo ha visto menos la gente de Cartapacio. Y eso se tenía que acabar, no? Pues nada, habrá que saber la historia de nuestros primos XD. By Carmen:D

 Crimen desperfecto.

<<Joder, tío, qué chungo>> Y después Sergio salió corriendo pasillo adelante, hasta que él y sus frenéticos joderes llegaron a Jefatura de Estudios. Si os sorprende tanto como a mi que esta historia comience con un personaje al que nadie conoce, sin relevancia ninguna; entonces os sugiero que penséis que igual de sorprendido debía de estar Sergio cuando vio el cuerpo

 de Daniel allí, retorcido en el suelo y con la cabeza asquerosamente deformada. Medio pelo lo tenía teñido de rojo, de sangre seca, la misma sangre con la que en el suelo se había escrito: “Vete con los terroristas”, y un símbolo complejo de describir, es especial porque nadie recordaba haberlo visto nunca. Si queréis saber científicamente cómo estaba aquel cuerpo en descomposición yo no soy la más indicada, solo os puedo decir que Nadia se desmayó al ver la cabeza de Daniel reducida a un plancha escarbada de unos cuantos centímetros.

Cuando la increíble capacidad de argumentación de Sergio le permitió explicar el tema del fiambre, prácticamente ya estaba aquí la bofia. Y no sé por qué lo digo así, “la bofia”, cuando debería de decir “ya estaba aquí mi padre”. Porque, querida gente de Cartapacio, ya os adelanto que esta es una historia real, donde yo soy yo y cada uno es cada cual.
Aquella mañana no hicimos nada. Era asesinato, concluyeron muy acertadamente a las once, y nosotros rumiamos la noticia con ganas hasta las dos y media. No penséis que éramos lindos corderitos conmocionados por la muerte de uno de sus compañeros (para ser más exactos, mi compañero de pupitre). En realidad ya estábamos envenenados de cuchichear y hacer tómbolas sobre la identidad del asesino, que por supuesto debía de ser algún adolescente, alguno de esos amigos de Daniel, de aquel instituto para pijos, todos muy chulos y con dinero de sobra para pagarse el capricho que quisieran. Una historia trágica, una detención escandalosa para los medios, un juicio rápido, llantos de las dos familias, alguna novia desesperada tal vez, un reportaje sobre la crueldad de la vida en la juventud y ale, a seguir. Nadie daba un céntimo porque la solución fuera otra, nadie conocía otra causa posible…y, sin embargo, era obvio que aquel asunto tenía algo que lo hacía complicado y sin sentido. La puerta se desatornilló en el momento justo, exactamente cuando Daniel estaba de espaldas a ella. El cráneo y la nuca quedaron destrozados; ni siquiera él tuvo tiempo de ver quién era el cabrón que lo mataba. Luego estaba la firma con la inquietante frase; y aquellas Vans, aquellas machacadas zapatillas que habían quitado de sus pies para dejarlas en la repisa de la ventana abierta, como si alguien invisible estuviera apunto de saltar al vacío del patio…o ascender al cielo.

En el instituto las hipótesis me asaltaban a cada paso y en casa el asunto dio unas conversaciones extraordinariamente largas en las comidas. Tuve que decir hasta qué marca fumaba cada compañero. Mi padre, el señor inspector, tienen sus métodos. A mi madre, pese a estar en la Científica, le va más lo psicológico. A mis hermanos, la acción, las persecuciones por el Madrid nocturno y los tiros. ¿Veis? Como no quieren que tenga debilidad por los asesinatos si en mi casa son como los pequeños placeres compartidos? Pero es cierto, mi afición era algo público. La novela policíaca no tiene secretos para mi, y escribir relatos donde los asesinatos y los suicidios eran muy usuales es un pasatiempo que me hace muy feliz. ¿Acaso hay algo mejor que pasar una buena clase pensando en un intrincado asesinato o buscando indicios criminales en el profesor? Todo el mundo lo sabía. Esa fue la conclusión a la que llegué ayer por la tarde, cuando por última vez mi padre se puso a darle vueltas a lo que ya era el asesinato perfecto. Pocos sospechosos y con coartada, ningún móvil. Lo único relevante que había en la vida de Daniel, a parte de algo de desmadre incontrolado los viernes por la noche, era esa sonrisa inocente que nos volvía locas a todas.

Todo el mundo lo sabía. Y, por primera vez, empecé a recordar. Era la tarde más apropiada para pasarla haciendo un trabajo de Geografía. Llovía. Estaba en su casa, en casa del chico aquel, con ojos de lechuza. Estrellados, de un color pálido pero intenso comparado con el gris de la habitación y el exterior. Llevábamos dos horas sin levantar los ojos del ordenador, con los condenados sectores de la economía en la retina. Ya era hora de un descanso, y me dejé caer como un peso muerto en el sofá. Era muy cómodo, todo lleno de motivos abstractos, donde no se distinguía ninguna forma clara. Encendí la televisión pulsando un botón cualquiera del mando. Sonaba un saxofón, muy pedante y glamuroso, que acompañaba de miedo a la lluvia.
El chico de los ojos de lechuza trajo dos vasos llenos de Coca-Cola. Adoro la Coca-Cola por encima de la Fanta y el agua, así que no le hice ningún asco. Maldita sea, que claro lo veo ahora todo.   Seré imbécil. Sabía extraña, con una pizca ácida al final. Casi dulzona, más bien. “¿Es Coca-Cola de cereza, de la que venden en Francia? Sabe muy bien. Yo me traje una botella del viaje, ¿y tú?”. Coca-Cola de cereza. Seguro. Era droga, así que ya podéis decir por ahí a decir a qué sabe la Coca-Cola de cereza. Me la tomé toda y en dos minutos veía un equipo de natación sincronizada bailando un tango en los motivos abstractos de sofá. Ahora que lo pienso, incluso me recuerda a la firma del crimen.
Empezamos a charlar. Primero superfluamente, pero luego me sorprendió con un “¿A quién matarías de la clase?”. Lo consideré un halago a mi afición y me tomé mi tiempo para responder, o para conseguir decir algo coherente. Yo reía en un susurro, pero casi histéricamente. En fin, risa tonta. Por una ridícula casualidad, me decidí por Daniel. No me preguntó la razón, pero se la dije de todas formas: “No aguanto que me rompa los bolígrafos.” Me dijo que estaba de acuerdo conmigo, que también mataría a Daniel pero por motivos más sustanciales. Luego vino un “¿Y cómo le matarías?”. Di varias vueltas en el sofá hasta que me sentí cómoda, pero luego me levanté de pronto y empecé a recorrer la habitación en círculos. Desgraciadamente, le contesté “Con algo que no se esperase nadie, algo sin sentido. La forma, directa, sin rodeos pero estremecedora, ¿qué tal un golpe de una puerta?; y dejaría pruebas, suficientes pruebas como para despistar y confundir a todos. No sé, por ejemplo alguna frase inútil, como…”Vete con los terroristas”, y algo simbólico…tal vez sus zapatillas colgando de una ventana.
Y el asunto se zanjó sin más preguntas ni reveladoras respuestas, porque perdí el conocimiento después de dar vueltas por toda la sala. Cuando desperté, el chico de ojos de lechuza me dijo, con mucho tacto, que me había quedado dormida y que era ya un poco tarde. Yo me fui a casa sin acordarme ni de los sectores económicos y todos tan contentos.

Vosotros, al igual que yo ayer por la tarde, debéis de tener ahora esa sensación en el paladar de que algo se os escapa, algo como un mal presentimiento. En efecto, hacéis bien. Si el asesinato misterioso era exactamente como lo había descrito yo en aquella lluviosa tarde, y en aquella lluviosa tarde solo había una persona más que oyó cómo mataría a Daniel…Es muy obvio que todas las papeletas para joven asesino se las lleva el chico de los ojos de lechuza. Eso ya me estremeció bastante, pero además empecé a sentir como si yo también hubiera matado a Daniel. Sí, yo también lo he matado. Todo ha sido hecho tal y como yo lo pedí, como para complacerme. No sé qué puede razones puede tener el chico de los ojos de lechuza contra Daniel, pero me parece una broma terrible que me haya implicado…Tal vez, si yo no le hubiera dicho nada, se hubiera quedado en un simple odio…Yo también lo he matado, soy el cerebro que movió la mano. Mierda, también soy la hija del inspector.
Inspector que ahora mismo está componiéndoselas como buenamente pueda, con mucha pompa y teléfono pinchado; mientras que yo ya sé quién es el asesino. Y, para acabar con los escalofríos, lo último que me estremeció fue que yo soy la única que conoce la identidad del asesino, pero claro, el que mata a un chaval aparentemente inocente también puede matar a alguien que sabe demasiado…Y quién me dice a mi que ese infeliz, ese al que tengo todos los días a unos metros, ese que supuso que yo no recordaría nada de aquella siestecilla, ese al que todos conocen con solo nombrar el apellido, en fin, ese que hace diez minutos que me he dado cuenta que está en la calle, esperando a que salga de casa para ir a este Club de Escritura. ¿Será con navaja, palos o me ahogará con una cuerda? Da igual, tengo que salir, os llevaré esta confesión improvisada, diré a todos quien ha sido el asesino de Daniel. Si ahora mismo soy yo quién está leyendo esto, habrá un asesino suelto menos en este mundo. Espero que no sea yo quien haya de ocupar su puesto…


                                            PUNTO FINAL

lunes, 8 de abril de 2013

"Siglo de Oro, siglo de ahora"

Hola queridos/as lectores/as!!! Adivinad qué toca hoy. No, mejor dejad de perder el tiempo. Hoy toca reseña, ¡de teatro! Así que perdonadme las que tengo pendientes de libros, jeje ;).

Los actores.
Bien, entremos en el tema. Nombre de la obra: "Siglo de Oro, siglo de ahora". Compañía: Ron Lalá. Mmm...¿necesitamos algo más? No. Para los que no hayáis oido hablar de esta obra, se trata de "un homenaje a las formas breves y festivas del teatro barroco: loas, entremeses, bailes, jácaras, mojigangas, con la que Ron Lalá amplía y enriquece su exitoso repertorio. Locura festiva, risa incontenible, agudeza de ingenio, penetrante sátira que nunca cae en mal gusto." Todo esto en boca del folleto informativo que presenta la obra. Lo cierto es que elegí esta representación entre otras a dedo, porque sí, y no tuve ni idea de lo que iba hasta que estuve sentada en el Auditorio y una señorita que debe de estar aburrida de decir siempre lo mismo, dijo aquello de "Ladies and gentelmans/Señoras y señores, el Auditorio Ciudad de León se complace en presentarles la siguiente obra. Por favor, les rogamos desconecten o silencien sus móviles, y les recordamos que está terminantemente prohibido hacer vídeos o grabaciones durante la representación." Creo hasta haber tenido sueños obsesivos con esta frase, porque pasan los años y sigue la misma chica diciendo las mismas aburridas palabras. En fin.


Os anticipo que me gusto desde el momento en que los cinco únicos actores entraron al escenario por donde entramos los demás mortales, cargados con guitarras y tambores, armando bulla. Osea, desde el primer momento. Ellos se definen como "humor, música y teatro", y os puedo asegurar que hubo de todo eso. Los entremeses son algo así como los precedentes a los scketchs, y si además son con versos de esos a los que voy a empezar a estudiar mañana (literatura: la única materia que he echado de menos), pues genial. Reír me reí mucho, en efecto, penetrante sátira actual que no cae en el mal gusto incluida. En el transcurso de la obra me fui evadiendo del mundo real, con ayuda de que la obra estuviera en verso y algo de castellano antiguo. Hidalgos, Cervantes y Chéspir, licenciados, inquisidores, moros, mentideros, damas y caballeros, soldados...Yo ya paseaba alegremente por las calles del Madrid de los Austrias, diciendo "Voto a Dios, Alatriste, ¡cuánto tiempo hacía que no veía a su merced!¿Cómo le fue con esos malditos herejes flamencos en Breda?". Si inventara la máquina del tiempo, esa época seria uno de mis primeros destinos obligados.

Como siempre, y ya es costumbre, me agarro al tiempo para que no pase porque me da pena que se acabe y olvidar con el tiempo las escenas. Eso y la rapidez con la que a veces hablaban en verso me parece que son las únicas cosas malas, así que ya veis   Además de salir con esa sensación de haberte reído a gusto, también tienes ese regustillo de decir: "Jo, es que es verdad, 'tamos igual de mal  que en el siglo XVII". Y no es algo que me desagrade mucho, la verdad. Se aprende, se entretiene, se piensa, se ríe y se colabora a darles unas monedas a los pobres actores; que tal y como dijo Talía, la musa del teatro, "Ya me tienen harta estos hippys que se las dan de poetas".
Total, que le doy un 9.5. By Carmen:D

Info que os dejo para los interesados en interesarse:
Facebook de Ron Lalá.
Web de Ron Lalá.
Web de "Siglo de Oro, siglo de ahora"


jueves, 4 de abril de 2013

Descarada invitación poética a mi funeral.

Hola queridos/as lectores/as!!! De nuevo y tecleando con avidez, rompo las previsiones que tenía para ofreceros estas líneas sin ninguna garantía. Sencillo de explicar, espero qué rápido de entender...Por circunstancias personales y del momento, algo me hundió la tarde de ayer y la pasé dando vueltas alrededor de un círculo enfadada con el mundo, con ganas de pedir pasaporte para Utopialandia. Luego, otro algo de lo que ya os hablaré (o mejor dicho: reseñaré), me subió considerablemente la moral. De la mezcla de ambos pensamientos enfrentados surgió esta chorrada sin par ni poesía alguna, puesto que yo de poeta no llego ni para un soneto a la luna.
Que absolutamente nadie se sienta increpado, tomároslo como una ficción porque lo es.Está ordenado al tuntún y, aunque parezca larga, se lee deprisa. Encontrarán ustedes este post en mis relatarios o por "prosa poética". Por último, sin tenéis algún problema para entender de qué va, no os preocupéis porque es lo normal. Yo me entiendo. Ala, que ahora me toca reseñar todo lo que llevo quince días que voy a reseñar...By Carmen:D

Descarada invitación poética a mi funeral.

 No me importan vuestras muecas                                  
a mis sueños,                                                                   
ni vuestras negaciones 
a mis ideas.
No me importa, en realidad,
que no me hayáis llamado,
que me hayáis mentido, 
que no me hayáis visto, 
que me hayáis twiteado.
No me importan vuestros
llantos y menos vuestras
risas, ni vuestros
venenos y falsos antídotos.
No me importa ya 
haberos observado
sin que me observaseis.
No me importan ya
vuestros amigos
y los míos menos.
Ya no me importáis.

 Pero el día de mi funeral, 
os quiero ver aquí, 
junto a mis sueños y mis ideas,
todos vivitos y llorando
o riendo mi muerte.
Quiero que estéis aquí
aunque solo vengáis por el buffet libre.
Quiero que estéis aquí
aunque solo sea para hablaros
en alemán desde el otro
lado de la caja y que
parezca que os insulto.
No hará falta traductor,
os estaré insultando.
Quiero que estéis aquí
para deciros que no 
seréis ni la mitad de personas
que yo seré.

Quiero que estéis aquí 
para que sepáis lo que
os perdisteis de mis
sueños y mis ideas
Que me perdisteis,
porque dejé de importaros
(¿alguna vez os importé?)
y vosotros a mi
no digamos.
Quiero que estéis aquí
para saber que mis
versos sin rima
ni poesía, y con
barniz de frenesí,
se dan de tortas
con el tiempo.
Quiero que estéis aquí 
para hacerme dudar 
de que os he visto y 
haceros dudar de que
no me habéis visto.
Quiero que estéis aquí
para saber que mis
dudas son vuestras
dudas y viceversa.

En definitiva, quiero
que estéis aquí,
para que por fin
conozcáis a mis 
sueños y mis ideas,
aunque solo sea al
darles el pésame,
y luego os vayáis
todos de cañas.
Y que ellos y ellas
os cuentes de mi 
y mis llantos,
de mi y mis risas.

Que os bailen 
una conga y luego
os lleven al teatro.
Que os hagan saltar,
levitar, volar, y
de vez en cuando caer.
Correr no.
Que os hagan tirar
cojines y
coser muñecos.

Cuando entonces
os importe tal vez,
volved de nuevo
a mi tumba y llamadme.
Sentaos a esperar en
la salita, probad uno
de los caramelos.
Saben todos a
canela picante.

Y si después de 
media hora
no os atiendo,
entonces es que 
estoy charlando con
el Sombrerero Loco.
                                      PUNTO FINAL.