domingo, 17 de febrero de 2013

Operación Cereza.

Hola queridos/as lectores/as!!! Bueno, no os quejaréis que esta última semana habéis tenido bastante que leer, no? Bien, hoy finalizo mi trilogía de venganza por San Valentín, con mi reivindicación fuera del blog. Espero que en estos momentos la curiosidad os coma las entrañas y os estéis diciendo "¿Qué narices habrá hecho Carmen esta vez?". Al principio iba a llevarme el secreto a la tumba (bueno, igual exagero un poco), pero he decidido contároslo porque no aguanto hacer buenas obras sin que nadie se entere.
Me he currado el cartel^^
Pues mirad, como en muchas otras partes, en el Pisla se encargan piruletas a 50 céntimos por el día de San Valentín, para enamorados/as y amigos/as. Piruletas, piruletas para todo el mundo. No suelo regalar muchas, porque para decidirse a quién mandar y a quién no por una razón u otra, hay que seguir un proceso de selección muy diferente al de "amor para todos". Al final siempre hay alguien que se queda mirando con rostro furibundo como diciendo "¿Y a mí no me has mandado ninguna? Yo pensaba que eramos amigos/as...". Vamos, que no está el país como para perder el tiempo con eso, así que la manera más fácil que se me ocurrió de esparcir la felicidad por el instituto fue regalando a todos piruletas. Bueno, a un todos de 19 personas, que para empezar está bien. Como son piruletas de cereza, y no de fresa aunque sean rojas, este proyecto que llevo proyectando desde enero se llamó la "Operación Cereza".

 Además también aproveché para ayudar un poco en una causa que me viene fastidiando desde algún bastante tiempo. ¿Vosotros sabéis lo que es ir por la calle o en el instituto y que tus compañeros/as de generación de griten "Largarte de aquí, eres un acoplado/a, nadie te quiere porque no tienes amigos" y que se rían en tu cara? Imagináos la cara más indignada que tengo solo con recordarlo. ¿Qué somos, personas o animales? Pues eso lo oigo todos los días y dirigido a mucha gente diferente. Es una gran ironía y podría hacer un estudio psicológico sobre ello, pero esta vez me dio por meterme en la piel de San Nicolás de Bari (Papa Noel) arrancar sonrisas. A algunos de mi lista de cerecianos ni siquiera les conozco y solo he oído hablar de ellos/as, otros son buenos/as amigos/as....Hasta mi querido Alfredo recibió una. Eso sí, para crear misterio, todas fueron a nombre de "Anónimo". Imagináos ahora sus caras, en medio de clase mientras se reparten las piruletas. Desconcierto, sorpresa, y yo mirando por la ventana cual inocente colegiala. Según las informaciones que tengo ahora, la mayor parte del mundo piensa que los destinatarios se han enviado una piruleta a si mismos. Qué poca imaginación.

El reparto bien, muchos ya saben de dónde salió esa piruleta de "Anónimo"  y muchos no saben nada ni lo sabrán (más os vale). Y bien, ¿qué os parece mi pequeña locura? Agradezco también a mis cómplices su necesaria colaboración.

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