martes, 22 de enero de 2013

Larga vida al plinto.

Hola queridos/as lectores/as!!! Visto que la lluvia sigue haciendo esquí en todos los cristales de este país y no piensa parar, y después de comprar ayer unos buenos libros como remedio a la apatía de estar en casa sin hacer nada (pero austeramente, que estaban a 6€), hoy tengo que ponerme a esto sin eludir ninguna responsabilidad. Qué fastidio. A este paso pronto necesitaré un abogado.
Dedico con mi mayor deseo de conservar mi integridad física y mental este post a toda la fauna y flora del instituto de la que a veces hablo. Hoy no me hundiré en dramatismos, tenemos la fauna (gente malvada) y la flora (gente no malvada), y que cada uno clasifique como le dé la gana. Supongo que a todos los (pocos) que me lean y no sean del instituto les sonará a chino, bueno, tranquilos, tomáoslo como si fuera un relato y lo que contara una ficción.

Así me deberían de salir las acrobacias.
¿Conocéis a Alfredo? (Hay es cuando los/as del Pisla dicen:"Como no, el bueno de Alfredo..."). Bueno, pues es el profesor de Gimnasia, es mi profesor de Gimnasia. el profesor de Educación Física, mi profesor de Educación Física. A Alfredo también se le conoce, para mi desgracia, como Fredi, Fredinski o SuperAlfred por sus mortales con trampolín. Y digo para mi desgracia porque unos cuantos salieron de mi maldita cabeza (nunca difundáis motes de profesores si hay posibilidad de que dicho profesor/a se entere y tu te enteres de lo que vale un peine). También hay que decir que cualquier connotación peyorativa referida a este personaje imprescindible de la vida corriente del Pisla es innegablemente malvada, ya que el señor Cuevas es un gran atleta y entendido del balonmano que no se merece el desprecio de sus semejantes ya que nos ayuda a aprobar dejándonos el Gimnasio en los recreos para hacer nuestras pseudovolteretas.

 Este año las clases de Ed.Física están más interesantes que nunca teniendo en cuenta que de nuevo me tengo que enfrentar con las acrobacias o, visto de otra forma, las acrobacias se tienen que enfrentar de nuevo con una firme defensora de la teoría de la gravedad. Si estoy ya bien con la cabeza arriba, ¿por qué darle la vuelta? Pero sobre todo, es enternecedor ver pasar los segundos en el cronómetro de Alfredo, tan ágiles como el último curso, sin dejarse olvidado un solo momento en el que no hablemos. 13 minutos fue el Récord Guiness que me tiene aquí, envidiando a Quevedo por su posibilidad de mandar sonetos atrevidos anónimos a la corte del Rey (el colega se lo tenía que pasar realmente bien).

No era una paloma tan bonita como esta, la verdad.
El cuadro no puede ser más ridículo: interior, iluminación media, 28 chavales/as alienados y un profesor al frente. Flotan aires de fusilamiento en el ambiente. Los alumnos/as pierden al juego de "a ver quién se ríe primero" al ver entrar una paloma en el patio interior. Nunca se ha visto que semejante bicho emplumado pueda causar más distracción, ni siquiera con los niños pequeños que persiguen palomas. Risa tonta, de esa que también debe de salir cuando estás borracho/a. No sé por qué tuve que exclamar aquello de "¡Anda, una paloma!" (¡anda, un país sin gente corrupta!), pero el caso es que lo hice. Nos distrajimos todos mirando como el animalillo del Señor intentaba coger un resto de bocadillo del recreo y se le escapaba del pico. La perfecta metáfora del aprobado según algunos. Alfredo decide recuperar su dictadura del cronómetro, fuera la democracia participativa palomil. ¿Alguien está llamando a Alfredo dictador? ¡No! Y que le parta un rayo al que se atreva. La comparación tan solo se basa en el número de personas, por que según el señor con cara de intelectual de mi libro de Ciudadanía del año pasado, cuando los tres poderes (atención, explicación y copiado de apuntes) de una nación clase están reunidos en una sola persona, eso es una dictadura. Vamos, que ya puestos todas las clases son una dictadura, así que no hay razón para la ofensa.

El voluntariado obligatorio, bella antítesis, es práctica habitual en las clases de Alfredo. Los dos detenidos fueron interrogados respecto a qué y en cuanta cantidad se estaba rifando, quién más podría estar imputado en aquella trama con una lista de sospechosos cuyo principal delito era no callarse y traficar con risa tonta. La magia del número es que se consigue el mismo pero sin la lampara oscilante, ni el asfixiante cigarrillo, ni la pistola haciéndote caricias en la sien. Pero aún así la delincuencia juvenil es dura de roer y también me tuvieron que implicar a mi. Yo soy el alumno comodín, ese al que se le pregunta "Verdad que sí, Carmen, ¿verdad que usted sabe muy bien qué se está rifando y en qué cantidad? Sí, usted sabe de qué hablo, así que dígaselo a sus compañeros.", con la miranda perdida en La Meca. "No, no se nada de ese contrabando, no conozco a ninguno de los aquí presentes y exijo el abogado más caro de todo Manhattan". Pero como ninguna de esas cosas es cierta o posible, el alumno (en este caso alumna) comodín, ha de responder "Sí, sí, claro Alfredo. A ver chicos, que nos callemos o nos caen reflexiones escritas".

El espíritu del periodismo.
En la trama Paloma que se estaba tratando el horno ya no aceptaba bollos ni aunque los hubiera preparado mister Ferran Adriá. Para tanto era que Alfredo me dijo algo así como: "Y escriba todo esto en su blog, ese en el que habla de tantas cosas, escriba que sus compañeros son unos mongoles y que no hacen caso". Mi pregunta de "¿con tacos y todo?" sobraba, pero yo lo decía con el espíritu del periodista ese que va por la calle con gabardina y un sombrero con un papel que pone "Press". Yo me medio comprometí a hacer saber al mundo que en mi clase somos unos zascandiles de mucho cuidado que ríete tu de Zipi y Zape, que una paloma nos roba el sueño y nos hace poner cara de "he visto un billete de 500, y además era de color morado", y que la mayoría de nosotros tiene como amigo en el Tuenti a Austrolapitecus Converse Atapuerca.


Además lo he dicho sin tacos, así que espero que Alfredo esté feliz. Bueno, pues ahora que ya sabéis que es lo que pasa en las clases de Gimnasia mientras intentamos callarnos para empezar con las acrobacias, si os parece bien, voy a salir a enfrentarme a la lluvia para comprar una hucha donde empezar a ahorrar para el abogado ese de Manhattan. Yo que vosotros me leería esto aprisilla porque si hay algún desagrado hacia el post por parte de Alfredo o mis compañeros, esto se disolverá en el universo como el azúcar en el café. Y sobre todo, paz y amor. By Carmen:D.

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