sábado, 10 de noviembre de 2012

El apellido se me ha quedado corto.

Hola queridos/as lectores/as!!! Y pensar que solo era hace dos o tres posts que presentaba mi candidatura oficialmente y ahora ya estoy en el vértice de pasar a la historia por record guiness de ridículos en un solo día....Ay, que vida esta:P.
Si sois padre isleños, sabréis de lo que os hablo. El viernes, exactamente a las dos menos diez, cuando acabé de explicar a mi Comité de Elecciones sus tareas específicas  diez chavales/as (tentados por perderse una hora de clase, no por otra cosa, que milagros hoy en día...) salimos a los pasillos para difundir la primera campaña electoral de instituto. No veáis lo cucos que me quedaron los carteles. Y decían en la portada: vota Reivelo!!! Toda una declaración de intenciones.

A mi me tocaba ir a 4º. Había dos personas para cada curso. 26 clases en total. A 5 papeletas por clase. A saber, 25-20 por curso. Más ocho carteles, uno por cada clase de 1º y 2º de Bachillerato. 30 minutos. Entrar, se puede, venimos a traer unos papeles sobre las candidaturas al Consejo Escolar, como hay pocas repartidlos entre todos, eh? Bueno, nosotros ya nos vamos. Eso era en un principio, porque en algunas clases nos pidieron que desarrollásemos la parte de "candidatura consejo escolar" y nosotros nos quedamos como en "Desarrolla la función del tejido epitelial glandular y sus diferentes subtejidos" del examen de Biología. La verdad es que me quedó una actuación bastante magistral, digna de pelis americanas, pero cuando salía de la clase en cuestión tenía que reposar con los mofletes (me sobran mofletes, ok? complejo de hamster...) apoyados en las frías baldosas de la pared y airearme un poco de los nervios que pasaba. Pero convencía a un buen porcentaje de alumnos/as de que me votaran (en realidad, no tengo ni idea de cuanto).

Estaba orgullosa del reparto. Solo nos faltó una clase, por negligencia mia. Pensé que la puerta estaba cerrada (osea, que estaban en cualquier otra clase) y en realidad estaban allí. Fallos del oficio. Todo era medianamente happy. La gente había dicho que me votarían. Total, que llegué a clase. Otro tipo de percances me distrajeron durante lo que quedaba de clase. Consulté con mi Comité. Todos los papeles habían llegado bien. La bocina estalló en su repulsivo sonido, laureado tan solo a las 2:30. Salimos. Jamás debí hacerlo.

¡Vota Reivelo! Eso fue lo primero que oí. Y luego oí que me buscaban cómo quien busca a un fugado para poder colgarlo de una vez. Las partículas de la teoría cinética cumplían su función, procurando excesivo movimiento a todo bicho viviente. Excepto a mi. En ese momento me dí entera cuenta del velo sagrado que había profanado, de la fina pero mortal línea que había cruzado imprudentemente. Aquello me marcaría de por vida, fijo. ¿Cómo había podido perturbar el aburrimiento de una clase de viernes a última para entrar, con mi subjetivo altruismo por bandera, y empezar a hablar a callejeros adolescentes de lo asquerosos que estaban nuestros baños, de derechos y deberes, realidades y elecciones, con la voz encendida, con el grito en el alma, empujándolos a todos a que vieran el mundo y lo cambiarán? ¿Cómo podía haberme equivocado en la fecha del día de Los Inocentes?

Acto seguido, el miedo y una necesidad fisiológica de cambiarme de apellido se apoderó de mi. Al primero que me preguntó si yo era Reivelo le dije que no, que en realidad era Simpson, de pura cepa española. No se qué fue peor. Luego vino el "¿pero en serio que tu has escrito esto?". Para el mal informado o fuera del gremio, las posibilidades de que un adolescente medio escriba ese mini-miting se cotizan a -50$ en Wall Street. Lo leían en alto, poniendo voz de Mary con su blanco corderito que a todas partes la seguía. Algunos se erigieron como mis gloriosos Directores de Publicidad y Marketing, recomendándome arduamente la producción en masa de pins "Vota Reivelo". Por el contrario, los pins de propaganda electoral se cotizan bastantes altos en los quioscos del barrio. Los hubo también que se negaron a votarme, con mi panfleto en la mano como testigo. La salida del instituto fue entre "Carmen, te vamos a votar!!" y "Carmen, ¿cómo has podido meter a Mafalda aquí?". Para gustos los colores.
Hasta casa, me entretuve persiguiendo, abordando y hablando con padre isleños/as que no tenían mis folletos. Había hecho una apuesta con una compañera a que no era capaz de hacerlo, asaltar a la gente en medio de sus cotilleos para promocionarme. Fijate que buena soy, que esperé a que se fuera para ir y que no perdiera 5€. Y lo hice justo cuando pasaba el trasto ese limpiando la calle con un ruido de mil demonios. Nadie es perfecto.

Eso fue solo el principio. Os queda una semana de sentaros en Música/Tecnología/Dibujo/Gimnasia y ver en vuestras mesas/encerado: "Vota Reivelo!" Lo veréis en las paredes, en los baños, en las ventanas y en el suelo. Acabaréis soñando con Vota Reivelo.
¿Queréis saber cómo me llaman ahora? Reibama.
By Carmen:D

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