viernes, 16 de agosto de 2013

De cómo fui iluminada por el Mensajero Alado de la Teletienda y éste me reveló La Verdad Alimenticia.

Hola queridos/as lectores/as!!! I've got a dream. He tenido un sueño. Y os lo voy a contar.

Así estaba el tema por allí.
Al principio tan solo es una lenta ascensión hacía arriba. Hasta aquí bien, nada nuevo. Tal vez miro un poco sorprendida al Empire State por debajo mío. Y sigo hasta el infinito y más allá. Cuando empiezo a colarme entre un panorama de nubes celestiales robadas de la cúpula de la Capilla Sixtina, ya me he hecho a la idea de que va a ser un sueño con mucha gente vestida de blanco y liras doradas. Bueno. Tendré tiempo de saludar a algunos conocidos, supongo, a ver qué quieren esta vez por ahí, si es que no les falta de nada pero siempre están dando la vara. Cuando dejé de ascender por fin, estaba tan escéptica como siempre. No era la primera vez que me encontraba delante de aquella puerta hecha de oro macizo y rematada con patos salvajes que parecían volar libres, también de oro; y no esperaba que esta vez fuera diferente a las anteriores. Nada de paraísos bucólicos con todo lo habido y por haber gratis y una Selectividad angustiosa para entrar. Dejé a la demás gente que había por allí que continuaran admirando la puerta de oro, con sus verjas enormemente altas, y caminé paralela a ella un buen trecho. Excavé un poco de nube y me deslicé hacía el otro lado como quién se tira por un trampolín. Nunca se les ocurrió pensar en eso.
Vamos a ver, aquella gente algo querría de mi, y ya estaban tardando en hacer acto de presencia...Paseé un rato por allí. Llenar de aire los pulmones siempre sienta bien, sobre todo si era del aire puro que soltaban aquellos árboles repletos de billetes de quinientos. Según el cartelito informativo que había debajo de un ejemplar, el árbol venía de China, importado. En fin, ningún lugar es perfecto. Al poco rato me encontré, por fin, a Santa Teresa de Jesús. "¡Tesesita!¿Cómo tú por aquí?". Nos saludamos muy alegres y me explicó de qué se trataba. "Mira Carmen,.." me dijo. "No, no, By Carmen:D, si no te importa. Estoy trabajando, lo de Carmen es solo para cuando voy en pijama.", del dije. "Claro preciosa, ya no me acordaba. ¿Siempre buscando historias, verdad? Bueno, estás aquí por algo muy serio. Hay que transmitir un mensaje muy importante, y te ha tocado a ti.". "Vaya hombre. Pues hoy no estoy yo con muchas ganas de transmitir nada. Si es que hasta las dos de la mañana no me he dormido. No es justo. ¿Por qué yo? Anda que no habrá gente". "El caso es que tú te ajustas perfectamente al perfil necesario. Venga, que no será tan horrible. El arcángel de turno pasará por aquí en una hora o así...¿Hace un zumo de tomate antes?"

Bueno, eso era ya otro asunto. Además, ¿cuándo me he negado yo a un zumo de tomate preparado en la mismísima cocina de Teresita? Y luego, a currar. Así que vayamos a lo que importa: el Mensaje Muy Importante.

Como iba diciendo, el arcángel de turno se pasó por allí en una hora. Abandoné mi escepticismo casi sin quererlo y pasé a un estado místico saltándome el ascético. Vi la luz. El mensajero en cuestión arrastraba tras él una pequeña maleta y vestía la gran túnica blanca reglamentaria. Y ahora que lo pienso, también llevaba una corbata... Y llevaba todo el pelo, ya algo canoso, engominado, tirante hacía atrás como si fuera en un coche a más de 150. Y tenía unos dientes demasiado blancos y demasiado visibles. No había duda, aquel tipo había trabajado alguna vez vendiendo enciclopedias a domicilio. Llegó ante mi e hizo como si nada fuera con él. Se aclaró la voz y leyó en voz baja, tan solo moviendo los labios. Luego, cuando consideró que ya estaba listo para entrar en acción adoptó una pose de lo más teatrera y acompañado de gestos grandilocuentes, empezó a declamar:
- ¡Sea hoy un día glorioso por ser el día en que sea revelado a todos los mortales de este mundo La Gran Verdad! ¡Sea hoy un día glorioso por ser el día en que fue ofrecida a todos los mortales de este mundo la solución al uno de sus mayores y letales problemas!¡Sea hoy un día glorioso por ser el día en que todos los mortales de este mundo puedan escoger el camino de la salvación y comiencen a andar por él todos juntos, de la mano, unidos por una fraternidad sin par!

De esto os hablo.
En este punto apareció de detrás de los Árboles del Dinero un conjunto entero, banda y coro, de gosphel, de impecables túnicas también, que dieron ritmo y eco al discurso del mensajero. Entonces, a cada exclamación apasionada de este, por detrás se oían
decenas de voces gritando también exaltadas: "Oh, Freedom, Freedom! Aleluia! The revelation of Good! You can see the light? Oh, happy day!". Así que insertar el audio en el discurso.
- Tú, simple mortal, serás la encargada de transmitir a tus semejantes tan grande revelación. Ahora, escúchame, porque te diré en qué consiste esta gran noticia. En ese mundo donde tú habitas - sí, se muy bien en qué mundo habito, lo dice el título.- hay millones de males y desgracias que por vuestra culpa andan libres. Por estos parajes estamos tan cansados de que nos suba aquí la gente quejándose y rogándonos que mejoremos las cosas de allí abajo, que hemos decidido, excepcionalmente y haciendo alarde de nuestra desinteresada misericordia, daros a conocer la solución a uno de vuestros mayores males: el hambre. Para que todos los mortales de ese mundo puedan disponer de comida y no mueran de hambre, traída expresamente desde las Cocinas Celestiales, - claro, por eso Teresa estaba tan emocionada.- te hago acto de entrega de la receta del más grande milagro alimenticio: la hamburguesa artificial. Es esta una hamburguesa creada en laboratorios, mediante lo que vosotros llamáis células madre de una vaca muerta. Por tanto las podréis fabricar por millones, billones, trillones, en cualquier parte del mundo, solo con tener la sencilla máquina que realiza este prodigio y podréis reconfortar los estómagos vacíos de medio mundo. Y todo esto tan solo os saldrá por algunos arreglillos y acuerdos en Roma, nada del otro mundo. Así pues, corre, no pierdas más tiempo, ve a comunicarlo a todos ahora mismo y que empiecen a producir las Hamburguesas Celestiales.

Como lo oís. Por eso yo os digo: ¡Hermanos(/as) míos(/as), haced caso de lo que os dice esta humilde servidora! Ahora que este milagro ha llegado a nuestras manos, aprovechémoslo para repartir el bien por toda la faz de la Tierra!
Y así os lo comunico y quedo con mi misión cumplida, pero a la vez os advierto de que el poder supremo de este preciado bien no nos corrompa, como ya es tan habitual en nosotros, y empecemos con guerras napoleónicas a causa de una hamburguesa, porque, por muy sagrado que sea este alimento, sería para colgarnos en capirote con orejas de burro. En vuestras manos queda el dilema. Yo me retiraré a vivir austeramente a una cueva en las montañas y haré voto de silencio.
 Estas son mis últimas palabras. By Carmen:D

2 comentarios:

  1. Muy bueno el relato, como todos los que escribes y tenemos el gusto de leer :) Pero no puedo decir lo mismo del final del relato... Vaya, me decepcionó un poco. Me esperaba otra cosa, sinceramente. Quizás sea el hecho de que no estoy muy de acuerdo contigo en que este invento humano -pues es un invento de los hombres, al fin y al cabo- sea tan benigno como tú opinas. Ni que, por sí solo, pueda quitar el hambre en el mundo. Todas las ONGs dicen que hay suficientes recursos en el planeta como para alimentar DE SOBRA a toda la población mundial... El problema es que están mal repartidos, tanto naturalmente como por medio del hombre. Las civilizaciones desarrolladas no deberíamos gastar un enorme pastón en estos inventos a mi gusto asquerosos y sí que deberíamos gastarnos ese pastón en ayudar a los países subdesarrollados a salir de ese subdesarrollo. Y esto se consigue creando infraestructuras, otorgando ayudas económicas, proporcionando educación a la población y estabilidad tanto militar como política. Es decir, que en vez de darles hamburguesas artificiales, deberíamos darles instrumentos para que ellos puedan salir de su mala situación. Pero, qué pasa: claro. No queremos eso porque supondría ayudarles a entrar en el mundo globalizado, moderno, a entrar en nuestro mundo. Y sería mucha competencia. Preferimos darles comida (''pan para hoy, hambre para mañana'') y sacarles su petróleo, sus minerales, su madera, su mano de obra... baratita para nuestros caprichos. En fin, Carmen, no me ha gustado mucho el final pues creo que no tienes razón en lo de la hamburguesa, o al menos no al 100% aunque ''a falta de pan, buenas son tortas''. Pero está muy bien el relato. Estoy deseando leer más.
    Saludos,
    ÁngEl ;)

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  2. A ver, respira hondo. Toma aire. Bien, ahora repite conmigo: "El mundo es un lugar perfecto y maravilloso donde todos somos completamente felices."

    ¿Ya? Es una reflexión de lo más acertada. Estoy de acuerdo contigo, he pensado lo mismo muchas veces. Y como lo he pensado tantas veces y ya estoy tan harta de pensarlo y que no se haga realidad, y entiendo que todos lo pensamos y no lo hacemos realidad, decidí dar la opinión contraria como conclusión al relato ("no es un invento del hombre, sino un regalo del cielo", "no es una excusa para mantener a los paises subdesarrollados en su atraso, sino una muestra de solidaridad y buenas intenciones"). Pensé que a todos, como te a pasado a tí, os resultaría tan chocante y contrario al pensamiento correcto original, que captaríais que es una GRAN IRONÍA.

    Jeje.
    Aún así hay un camino más fácil para sospechar de que el final que tú has sobreentendido sea el correcto: ¿cuándo has visto tú que yo quede tan rápidamente conforme con algo así, pudiendo criticarlo? ^^)

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