domingo, 14 de octubre de 2012

La última morada del coraje.

Hola queridos/as lectores/as. Si sois un poco inteligentes, y estoy segura de que lo sois, veréis que cuando no pongo los tres signos de exclamación es que esto no va a ser de guasa, que es algo serio. Así que esperaos lo peor. No se si lo sabréis o que nivel de comunicación a alcanzado la noticia, supongo que bastante, pero me da exactamente igual. Sino escribiera estas líneas sería una traidora a mi misma y al maldito mundo.
Imaginaos que sois una niña, una mujer, esto es importante, de....pongamos 14 años, ¿os parece? Aquí viene el quit de la cuestión: Pakistán. Y6a no Afganistán, donde llevan medio siglo con "Cómo matar a todo bicho viviente por tonterías" en cartelera, de autor medio desconocido. No, Pakistán, que se supone que no es el peor de los países en cuestión de la figura de la mujer. La cosa está fastidiada, no? Mujer y niña...y si quieres estudiar en vez de casarte ya la fastidiamos del todo, verdad? Decídselo a Malala. Esta chica, Malala, va a ser la protagonista del post de hoy (o de esta semana) y de vuestros pensamientos, espero que durante el rato que se merece.

Aquí voy a dudar si usar un verbo en presente o en pasado. Malala vive en un pueblo de Pakistán, en la región del Swatt, y hace algunos años (2009, para los adoradores de datos) ha iniciado una colaboración con la BBC. Un blog donde narra la vida allí, bajo el dominio de los talibanes. Tipo Ana Frank, pero saltándose el paso en que la autora muere. Tenía agallas, eso lo hemos captado todos, no?
El martes 9, cuando yo volvía simpáticamente al instituto después de estar en cama y vomitando, Malala salíca también del instituto, de unos exámenes con unas amigas. Pero aquello es Pakistán, tal vez algún día aquí también será así, pero allí todo tiene una concepción de las situaciones diferentes.

Aún así, la concepción de que dos talibanes tirotearan a Malala, a sido universal. Imaginaos la escena. Paran el coche, preguntan por tí, te sacan con tus amigas y te disparan. Imaginaos estar allí de pie, en frente de alguien que te está apuntando con una pistola y que piensa que solo eres una extensión más del infierno. Imaginaos que tu familia y tus amigos están allí, corriendo la misma suerte que tú. Y desesperadamente miráis, quizás por última vez, el paisaje de vuestra sufrida patria y entrecerráis los ojos. Y de repente, ya está. El aire del suspiro se agota antes de salir de vuestra boca y esta vez abría mucho los ojos. No sientes dolor, pero sabes que ya nada va bien. E, irremediablemente, piensas en tus sueños y la vida que tenías por delante. ¿Con qué derecho?

Malala defendía el derecho, no la obligación, de las mujeres de ir a la escuela. No está bien, debieron de pensar los talibanes, y la amenazaron repetidas veces. Su familia no creyó que fueran capaces de nada contra una niña, e incluso rechazaron una escolta oficial. Malala siguió yendo a la escuela, no tenía miedo. Y si lo tenía, lo dominaba. Ella tenía el suficiente coraje para enfrentarse a todo. El coraje se paga caro. pero es necesario para la vida. En tiempos como estos, en los que el mundo anda mal, todos y todas somos unos cobardes, que nos tapamos los ojos sin que nos obliguen siquiera. No queremos ver y no vemos. Somos tan culpables como el que más....Es indignante. Por eso, personas como Malala, personas valiente, nunca serán vencidas. Con ellas, la muerte perdió su poder de borrar las vidas, porque se las recordará eternamente. Y nosotros debemos de encargarnos de que así sea. Personas como ella son el primer engranaje de una cadena de protesta, que depende de nosotros que muera como las olas en la playa o no. Personas como ella hacen falta para que, aunque solo sean unos pocos, abran los ojos, vean y actuen. Personas como ella son las que se merecen las más sinceras alabanzas y admiraciones, pero no dejarlo como hecho singular y aislado. De nosotros depende.

Tal vez todo se olvide pronto. Tal vez nunca pague nadie por su crimen. Tal vez nadie leerá más el blog de Malala. Yo solo he querido transmitir a un grupo diminuto de personas lo que para mi fue una noticia impactante, y que bien vale la pena cualquier esfuerzo. Solo honro a alguien a quien admiro y me encantaría conocer.
Porque Malala está a medio camino entre un descanso merecido y un mundo lleno de injusticias. Espero que esto no se convierta en una elegía.
By Carmen:D.

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